miércoles, 30 de diciembre de 2009

VIENE EL 2010

Bueno, se terminó el 2009 y según las cuentas sigue un año muy complejo.

Sin embargo estoy seguro que a pesar de los pesares lo vamos a pasar bien.

Aprovechemos las oportunidades y hagamos que todo sea motivo de buenos éxitos.

UN ABRAZOTE PARA TOOOODOS!!!

Y como en el circo Atayde: ¡¡¡AHÍ NOS VEMOS!!!

jueves, 17 de septiembre de 2009

Yo he tenido mi Mrs. Robinson, pero a los 13 parte VI

Pues si, ya sé que me tardé mucho y no tengo perdón, pero Pánfila no ha querido despertar de su letargo y no ha salido nada bueno de mi pluma últimamente. Sin embargo por disciplina he de intentar terminar de una buena vez.

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Veamos, mmmm, sino mal recuerdo me quedé en que era miércoles y debía hacer una llamada.

-Hola, soy el amigo de Alberto-

-¿Con quien quiere hablar?-

-Con la tía de Alberto-

-Permítame tantito, la voy a llamar- Creo que era la señora del aseo.

Tardó como 2 eternos minutos, y justo cuando la cobardía me estaba haciendo colgar el teléfono, escuché su voz dando órdenes –Necesito que termines pronto porque voy a tener visitas-.

-Hola grandulón, pensé que no me ibas a llamar, pero que bueno que lo hiciste porque sino me iba a poner muy triste-.

-Ho o o ola-.

-No estás muy parlanchín que digamos nene- Odio que me digan nene -¿cómo estás?-.

-Bien, normal, bueno un poco nervioso-.

-¿Y por qué está nervioso el señor?-.

-No lo sé, sólo estoy nervioso-.

-Bueno, no perdamos más el tiempo. Paso por ti a las 11 ¿estás de acuerdo?-.

Eran las 10am, vacaciones de verano, sin nada que hacer en particular. Me tenía atrapado, no había argumentos en los cuales escudarme –Este eeh, si, si ¿Qué vamos a hacer?-

-Tú déjamelo de mi cuenta. Paso por ti en una hora-.

¡¡¡En-la-ma-dre!!!, colgó el teléfono y no pude decir más. Inmediatamente me fui a duchar, cosa rara en vacaciones para mí. Busqué y busqué que ponerme. Este no, me veo muy niño, este tampoco me veo muy ñoño ¿me pondré el veintiúnico traje que tengo? ¡¡¡¿¿¿Qué hago???!!! Lo que tengo claro es que no me voy a afeitar porque sino voy a parecer niño ¿Qué me pongo? Por fin encontré lo que me pareció adecuado, ropita más o menos formal, zapato marrón bien boleadito, un blazer azul marino, un pantalón de pana beige, camisa azul cielo, en fin todo un hombre de negocios según yo. Fui y le robé a uno de mis hermanos un poco de Agua Brava, era lo de hoy en eso días. Bien peinadito y 30 minutos antes de las 11 ya estaba listo. Ahora la laaaaarga espera dentro de mi habitación para no despertar sospechas.

Lo malo fue que mi hermano volvió antes de lo previsto y además de burlarse de mí -¡Que! ¿Vas a hacer tu primera comunión? Te peinaste de “voy a ver a mi padrino” jajajajaja- me reclamó que usara su loción. Eso sirvió para que el tiempo se pasara más rápido.

Desde la ventana vi llegar su coche, salí corriendo y mi madre con ojos de plato dijo –¿A donde vas tan guapo?- Sólo alcancé a decir que iba a la Netzahualcóyotl a un concierto. Le di un beso, me robé un par de rosas del florero y salí justo cuando ella se estaba estacionando.

Abrí la puerta del coche y me subí sin pensar.

-Uy se ha subido todo un caballero a mi coche ¿Quién es usted señor?- dijo mirándome con una sonrisota muy especial, me dio un beso en la mejilla y echó a andar. –Hueles muy rico hoy- me arrebató las rosas que ni me acordaba de ellas -Me trajiste flores, ese es un excelente detalle de tu parte-.

Quise decirle que se veía mucho más bonita que otros días pero no supe como hacerlo, quedé impresionado de su belleza, de su sonrisa, estaba radiante, se le notaba muy feliz. Ni tiempo de revisarla porque no dejaba de voltear a verme.

-Vamos a pasar el día juntos, tooodo el día, así que espero que el señor haya cancelado todas sus citas para que nadie nos interrumpa-.

-Este si, no tengo nada que hacer, sólo debo volver a casa no muy noche.-

-Ay, al nene lo regaña su mamá si llega tarde a cenar, está bien, no te preocupes volveremos temprano. Como a eso de las 6 de la mañana, porque eso es temprano ¿no? Jajajaja.- Lejos de enojarme por su burla, el estado de nerviosismo me hizo soltar una carcajada.

En el camino me contó que tenía pensado hacer de mí todo un hombre, que ella sabía como enseñarme a tratar a las mujeres y que nos íbamos a divertir mucho. Que me relajara y disfrutara lo que ella llamó “Nuestro día”, el que nunca íbamos a olvidar los dos.

El trayecto no fue largo, mi casa estaba relativamente cerca del Pedregal donde ella vivía. Una casa enorme con un jardín gigante todo con pasto muy bien cuidado y árboles muy grandes.

Cuando se bajó del coche me di cuenta que no llevaba ropa interior.

No había gente en la casa, los muebles eran blancos de estilo futuristas, había grandes ventanales y desde cualquier punto se veía el verde, muy verde jardín. Por otra ventana alcancé a ver una alberca que tenía una especie de cascada artificial.

-Pasa, vamos a tomar algo, por supuesto que nada de alcohol porque todavía estás muy chico para ello-.

-No estoy chico y no quiero tomar nada gracias-.

-Uy el hombrecito se molestó porque le dijeron chico jajaja. Ok ¿quieres estar aquí en la sala o nos vamos al jardín junto a la alberca? No hay nadie en casa, sólo estamos tú y yo-

-Es que no traje traje de baño-

-Jajaja, traje traje traje, perdón pero se oyó chistoso. No te preocupes, nos sentamos por ahí a platicar.-

Se quitó los zapatos, me dijo que hiciera lo mismo, se metió a la cocina y desde ahí gritó algo que no entendí. Apresuradamente me quité los zapatos y revisé que mis calcetines no tuviesen hoyos. Después me acerqué los pies a la nariz para garantizar que no olían mal, y justo en ese momento apareció con una charola, una jarra y vasos.

-¿Estás haciendo yoga? Jajaja. Vente para acá-

Me sentí aliviado al constatar que mis pies no olían mal. Dejé mis calcetines dentro de mis recién boleaditos zapatos en la sala. Caminé por ese piso de mármol relucientemente blanco y salí al jardín para sentarme en el pasto junto a ella.

-Está lindo el día ¿no crees?-

-Si, lindo. Aunque yo prefiero los días lluviosos-

-No te preocupes, seguramente en esta época del año siempre llueve por las tardes-. Ambos mirábamos hacia la alberca, se hizo el silencio.

De pronto se levantó –Se me olvidaba algo, no te muevas de aquí te tengo un regalito- y se metió a la casa.

No tardó en aparecer de nuevo, traía en sus manos una caja con un moño rojo, se sentó junto a mí, pero esta vez no dejó espacio entre los dos. –Creo que te va a gustar, ábrelo-.

¡¡¡WOW!!! Era un jersey oficial de los Osos de Chicago ¿cómo supo que ese era mi equipo favorito? Le debió costar un montón porque ese tipo de cosas no se podían encontrar aquí.

-Muchas gracias, está padrísimo. Justo los Osos es el equipo al que le voy-.

-Anda pruébatelo, a ver si supe la talla-.

En efecto me quedó perfectamente bien. Le di un abrazo y un beso sin medir las consecuencias porque justo en ese momento, quitó la mejilla y puso la boca. Sin pensar la besé con euforia, pero se hizo para atrás y me dijo:

-A ver osito, parece que no entendiste la lección en Cuernavaca, despacito papito, con calma, tienes que ser tierno. Recuerda que esto es de dos y ambos debemos sentir rico. No hay prisa, tenemos tooodo el día.- Y me volvió a besar como aquella vez.

Mis piernas comenzaron a temblar, el corazón se aceleró a mil por hora, perdí el sentido del tiempo y el espacio. Terminé recostado en el pasto y ella casi sobre mí. Fue entonces cuando me di cuenta que estaba sintiendo su cuerpo y lo peor que ella estaba sintiendo mi erección. Pero era demasiado tarde, no tenía forma de escapar. Mi brazo derecho quedó atrapado y el izquierdo no tardó en ocuparse pues lo tomó y puso mi mano sobre sus nalgas. Entre beso y beso dijo –Acaríciame osito, pero hazlo con calma, tiernamente. No pienses, disfruta, pero si algo no te gusta me lo tienes que decir- ¿Qué cosa no me habría de gustar? Entre el pánico y la emoción no tenía tiempo de pensar en que me gustaba y que no. Sólo me preocupaba que se diera cuenta que estaba a todo lo que daba, pero parecía que o no le importaba o le gustaba.

Se montó en mí, me dijo que tenía que controlar la respiración, que me relajara y se abrió la parte de arriba del vestido. Vaya, quien podría controlar la respiración y relajarse en esos momentos. Puso su pecho a la altura de mi boca y me dijo que no la mordiera.

Después de un rato de besos y caricias se levantó, me tomó de la mano y me llevó hasta una habitación muy bonita donde había una enorme cama con pabellón de tul blanco. Se quitó el vestido, se metió a la cama, me extendió los brazo diciendo –Ven papito, acá vamos a estar más cómodos-.

Mi estadio de fascinación era tal que no respondía conscientemente, al momento de acercarme me zafó el cinturón, me quitó la camisa y fue ahí donde me di cuenta que su cara tenía una expresión rara, como si estuviese bajo la influencia de alguna droga, pero a pesar de que yo no la vi meterse nada me asusté un poco. Lo peor vino cuando, yo aún parado al borde de la cama me bajó los pantalones con todo y todo, entonces me vio completito. La vergüenza que me dio fue por la erección, pero al ver mi cara de susto, sonrió con ternura y me dijo que no me preocupara, que eso era lo más normal además de que era necesario para lo que iba a pasar. Me tomó de las manos y tiró de mí para acostarnos y seguir con los besos.

De pronto se detuvo. La cara le cambió de nuevo, y en un tono muy peculiar me dijo.

-Cariño, esto es hacer el amor, y es el acto más puro y bello que una persona puede vivir. Tienes que disfrutarlo pero para que así sea, para que sea un gozo total tienes que hacer que tu pareja también lo disfrute. Todo esto se trata de dar y recibir placer, intenso placer. Donde el único límite es el que el otro ponga. Fuera de eso todo se vale. Tienes que estar dispuesto a recibir y aprender a leer el lenguaje corporal del otro. Recuerda, no hagas nada que el otro no esté de acuerdo y que no te hagan lo que a ti no te guste-.

Prácticamente me fue llevando de la mano, a cada movimiento que hacía esperaba su aprobación.

-Así papito muy bien- entonces un poco de sentir la plenitud que tenía al borde de la alberca, pero sin dejar de pasarlo bien. –No osito, eso no, o por lo menos no en este momento, ve aprendiendo lo que nos gusta y lo que no-.

Me hizo recorrer todo su cuerpo con mis manos, en algunos lugares me enseñó como acariciarla y como no hacerlo. Después ella me dijo, ahora cierra tus ojitos y solamente disfruta, relájate y déjate llevar. Acostado bocarriba con los ojos cerrados me acarició con las manos, pero había momentos en los que yo apretaba todos los músculos y abría los ojos, entonces ella ponía su mano sobre mi cara, me decía con ternura que me relajara y volvía a cerrar los ojos. Varias veces pasó lo mismo hasta que fue inevitable que diera un brinco. –Tranquilo osito, tranquilo, respira profundo, relaja los músculos, no aprietes los dientes. Déjate llevar-.

Lo hice lo mejor que pude, y si lo estaba pasando de lo más bello, con un montón de ideas, pensamientos, suposiciones, y mitos que se iban desvaneciendo, otros afirmando y con la cabeza hecha un remolino. Me puso bocabajo y siguió con lo que estaba haciendo. Esta vez no fue tan intenso pero también fue delicioso.

Se detuvo y dijo –Ahora te toca a ti papito, yo te voy diciendo que tienes que hacer para darme placer y verás lo lindo y divertido que es. Esta vez vas a usar tus manos y tu boca para recorrer todo mi cuerpo.- Se acostó bocabajo y me fue diciendo que hacer. Uy uy uy cómo disfruté eso, no quedo poro sin caricia. Entonces se volteó, su cara otra vez tenía ese gesto raro, como si hubiese tomado algo.

Entonces vino lo mejor hasta el momento. Me llevó de acá para allá, si bien mis manos participaban, todo se centraba en lo que mi boca hacía, y eso era lo que ella me iba diciendo. Y digo que vino lo mejor porque sus reacciones era mucho más intensas y ella hacía ruidos extraños que de alguna forma me gustaban y me hacían sentir mejor. Ya había recorrido casi todo su cuerpo con la boca cuando llegué o más bien me dirigió a su pecho, su generoso y bien formado pecho. Ahí me dijo que le diera una mordidita.

–Pero me dijiste que eso no se hacía-.

Entonces con una voz que casi no se escuchaba dijo –Que tontito eres, ahorita es el momento adecuado, pero tienes que hacerlo de forma gentil, tienes que darte cuenta del momento justo en el que esa mordida esté entre el placer y el dolor. Si encuentras ese punto justo voy a tocar las estrellas otra vez.-

No entendí eso de otra vez pero siguiendo sus instrucciones. Creo que lo logré porque hubo un momento en el que se retorcía y gemía de manera intensa y extraña.

Después llevo mi boca y conocí uno de los placeres más deliciosos, mi boca nunca había sentido nada igual, tan peculiar y sobre todo que nunca pensé que fuese capaz de provocar lo que estaba provocando en ella. Algunas veces me asusté del los gritos que daba y no entendía porque me empujaba y justo cuando me iba a quitar me volvía a jalar hacia ella. Yo terminé empapado de ella, de un líquido que olía y sabía raro, pero nada desagradable.

Se relajó y dijo –Ven papito, acuéstate junto a mí, descansemos un ratito- Lo hice, me acosté y ella se acurrucó casi encima de mí. –Eres sencillamente maravilloso osito mío, gracias papito- Entonces el silencio se hizo de nuevo. Una paz que nunca había experimentado envolvió al ambiente. Sólo escuchaba su respiración y la mía.

-¿Sabes osito? No parece que tuvieses 13 años, me has hecho disfrutar como nadie- Quise hablar pero puso su mano sobre mi boca.

Después de un rato la conciencia me empezó a dar lata, nunca pensé, sino hasta ese momento que alguien podría entrar a la casa y me asusté.

-¿Qué te pasa?-

-Nada, sólo que ¿si entra alguien?-

-No te preocupes, nadie puede venir-.

Entonces se incorporó, me miró fijamente a los ojos, comenzó a besarme y acariciarme. -¿Viste osito? De eso se trata, de hacer magia, de tener un momento de placer pleno, no sólo de acostarse y venirse. Eso es el chiste de todo esto, de hacer que el antes, el durante y el después sean memorables.- Juro que no entendí lo que quiso decir pero no pregunté más porque de pronto sentí algo que jamás había imaginado. Ella estaba totalmente encima de mí y yo dentro de ella.

Fue toda una contradicción porque me decía que me concentrara y que me relajara, que me dejara ir pero que no perdiera el control, que tenía que hacer que ese momento durara mucho tiempo para que los dos lo disfrutáramos. Pero fue imposible, no duró mucho el numerito porque de pronto sentí que me desbordaba, no sabía lo que estaba pasando ella con su vaivén y sus gemidos encima de mí y yo sin poder controlar nada. Hasta que pasó lo que tenía que pasar.

Perdí el conocimiento por un instante y de pronto todo terminó.

Sonriendo se acostó y dijo –no está mal, nada mal aunque tienes que aprender a controlar tu respiración para que ese momento dure más. Es cuestión de tiempo y práctica ya verás que lo vas a hacer mejor-.

-Recuerda osito, tu placer depende directamente del placer que le provoques a tu pareja, sino no sirve, eso sería como los animalitos que sólo lo hacen para procrear y nosotros los humanos lo hacemos también para sentir placer.- cerrando los ojos se quedó dormida.

¡¡¡NO MA MES!!! Procrear, el pánico se apoderó de mí, no habíamos usado nada, entonces el terror me invadió ¿y si la embarazo? Estoy muy chico para ser padre. Mi imaginación voló, ¿Qué le voy a decir a mis padres? ¡¡¡EN LA MA DRE!!! Me quedé petrificado, quería huir de ahí pero no podía mover ni un solo músculo.

-O o oye, no me puedo mover. ¡Oye no te quedes ahí dormida tenemos un problema grande!-

-¿Qué pasa osito?- dijo sin moverse ni abrir los ojos.

-No puede ser que estés ahí tan tranquila después del problemón en el que nos hemos metido-

-¿De qué hablas cariño? Todo está bien, descansa y disfruta el momento-

-¿Cómo me dices eso? Vamos a ser padres y tú como si nada-

No pudo contener la risa y cuando me di cuenta de eso me enojé muchísimo –No te rías que esto es muy serio, un hijo es algo muy gordo-.

Entonces se incorporó, puso su mano en mi boca y dijo –Ay osito que ternurita, no te preocupes, nada de eso va a pasar, no me voy a embarazar porque tomo la píldora, si sabes que es la píldora ¿verdad?-

-No y no quiero saber, lo que quiero es que me digas qué vamos a hacer.-

-Ten calma, nada malo va a pasar. Todos los días tomo una pastilla que es precisamente para no quedar embarazada- Me miró a los ojos con ternura, acarició mi cabello, puso sus labios en mi boca, después dijo –Ay mi chiquito, tienes mucho que aprender, pero yo te lo voy a enseñar. Por el momento cree en mí y ten la seguridad de que nada malo te va a pasar.-
Creo que me tranquilicé, aunque no del todo. Casi prefería irme a casa porque habían pasado muchas cosas fuertes en una sola tarde. Me puse a llorar sin saber la razón. Ella me abrazó en silencio. Solo dijo como un susurro –No pasa nada osito, de verdad, no pasa nada.-

Se levantó de la cama, se metió al baño, y juro que la oí hacer pis porque no cerró la puerta. Entonces escuché la ducha –Vente papito nos vamos a dar una ducha porque ya pronto te voy a llevar a tu casa.-

Creo que no cumpliré mi palabra de terminar, porque ya me extendí mucho esta vez. Así que el personal habrá de disculparme y tendrán que visitarme una vez más.