martes, 17 de junio de 2008

Pasaba por ahí y escuché

Iba por la calle y escuché a uno hombre de aproximadamente 35 años que hablaba a gritos por su teléfono móvil.
-De seguro estás con tu mujer ¡Ya estoy hasta la madre de esa situación!- decía fúrico.

Seguí mi camino y me detuve en la tienda de una esquina a comprar cigarros cuando me di cuenta que el mencionado gritón venía atrás de mí.

Se detuvo a esperar el alto -Mira cariño- decía muy exaltado -decide ya, o tu mujer o yo, estoy dispuesto a ir a decirle la verdad y tu sabes que soy capaz de hacerlo.-

La señora de la tienda, que tendría unos 60 años, y yo nos miramos con cara de sorpresa, alcancé a escuchar como murmuraba algo así como "lo que hay que oír en estos tiempos".

-Ya te lo digo, estoy hasta la madre de esto, y o dejas a tu mujer y te vienes conmigo o soy capaz de ir a decirle la situación.- Tomó aire y remató -O si quieres ahí lo dejamos, no me vuelves a ver en tu puta vida.-

Se puso el alto, él cruzó la calle y siguió dando de gritos mientras se alejaba.

La señora tenía una expresión de molestia y chisme al mismo tiempo, salió del mostrador para asomarse y seguirlo con la mirada.

-¿Le conoce?- pregunté, a lo que con un ademán de "no me jodas" contestó -Que le voy a conocer si de esos raritos no hay ni en mi familia ni amigos.- se regresó a su tienda.

Mientras me cobraba hablaba y hablaba muy enojada, apenas alcance a entender algo de lo que decía, que Dios lo iba a castigar porque además de joto era un destructor de familias, que en sus tiempos eso nunca podría ser, que la furia de Dios tiene límites, bla bla bla bal -Aquí tiene, y 5 son treinta, y veinte son cincuenta, y cincuenta cien, que le vaya bien y cuídese, no vaya a ser que su mujer esté ahora con otra vieja tortilla.-

Me quedé sorprendido porque la señora estaba tan enojada que no se había dado cuenta que me estaba insultando.

-Ay discúlpeme señor- dijo muy apurada -no quise decir eso, lo que pasa es que no es posible que la gente no se de cuenta que cada día estamos peor, discúlpeme por amor de Dios-

-No se preocupe señora. Mejor sería que entendiera que personas así siempre ha habido, sólo que ahora tienen la libertad de expresarse.-

La señora se quedó con los ojos y la boca abiertos con lo que le dije -Ay señor no me diga que usted tan guapo también es de esos- decía mientras hacía un ademán según ella de homosexual.

Yo reí y le dije -Gracias por lo de guapo pero no señora, para nada, a mí me gustan las mujeres, pero eso no tiene que ver-

-¿Como que no tiene que ver? A esos enfermos los deberían llevar a manicomio. Si bien lo dice el Padre de la iglesia, Dios tiene sus rengloncitos torcidos, pero deberían guardarlos porque son un mal ejemplo para los niños.-

Como me di cuenta de que no iba a llegar a nada si trataba de convencerla decidí dejar el tema ahí.
-Bueno señora, gracias por los cigarros buenas noches-
-Buenas noches señor y disculpe si lo ofendí-.

¿Que será peor? un Padre diciendo esas cosas o un Padre que dice esas cosas y esconde lo que hace y por lo cual según él le deberían "guardar".

Lo que es un hecho es que cada día uno se encuentra con mayor número de personas homosexuales, tal vez sea una mezcla entre el aumento de población en general con la libertad que ahora hay. El caso es que si que se ven mucho más cada día.

No a la tolerancia a la diversidad sexual, no es cuestión de tolerar, es cuestión de dejar ser a cada quien como es, decir tolerancia es una especie de "dar permiso" y entre seres humanos iguales no se pide permiso para ser.

2 comentarios:

Eva en la Luna dijo...

¿Qué quieres que te diga? Sabes mi opinión y entiendo lo que dices respecto a la tolerancia y tienes razón, tolerar se confunde con aguantar.
Lo que no comprendo es que cada vez que se oye hablar a un sacerdote de sexualidad cuestionan SU sexualidad, ¿eso acaso no es ser intolerante? ¿Acaso el mero hecho de ser cura lo convierte en pederasta, homosexual reprimido o algo así?
Creo que tampoco se vale.

Te quiero mucho, a ver si mañana discutimos al respecto ¿Porque nos veremos, verdad?

Bond, Jeanne Bond dijo...

Ejem... el hecho de ser cura, en mi opinión, te exime de dar cátedra en ciertos temas en los cuales (se supone), no tienes mucho que aportar. Yo sí dudo de la honestidad y las intenciones de TOOODOS aquellos sacerdotes que te quieran hablar de sexualidad.