viernes, 18 de julio de 2008

Yo he tenido mi Mrs Robinson, pero a los 13 Parte 2

Como advertí anteriormente, este relato es algo largo. Esta es la segunda entrega:

Regresamos a la casa de Alberto. El Chivo se quedó con las ganas de manejar porque la tía tomó el mando, y lo mandamos al asiento de atrás.

Yo miraba las piernas de la tía y ella sonreía, el Chivo ni cuenta se daba. Puse la mano en mi pierna de tal suerte que cuando ella metía tercera y cuarta podía tocar su mano. Se dio cuenta y la dejaba en la palanca. Por fin llegamos y bajé como impulsado por un resorte, mi pobre corazón de adolescente estaba otra vez como una moto. Quería contárselo a alguien y el indicado era Miguel, pero después pensé que no era adecuado, sin embargo me moría de ganas de hacerlo, era mucho lo que estaba pasando y yo no podía con todo eso. Resistí y creo que fue lo mejor que pude hacer.

Mientras la abuela y la hermana hacían de comer, el Chivo, Miguel, Alberto y yo nos fuimos a la alberca. Ahí los típicos juegos de a ver quien cruza por debajo y más rápido la alberca, el típico molestar al Chivo que apenas sabía flotar y eso si, una buena dotación de papas y refrescos. Chelas no porque la abuela no nos dejaba.

En esas estábamos cuando apareció la tía con una batita muy pequeña, que de espaldas a nosotros la dejó caer lentamente, después volteó hacia nosotros y sonrió. Sí llevando esos vestidos que le gustaba traer se veía espectacular, en ese traje de baño se veía impresionante. Alberto dijo "No mamen" y nos empezó a echar agua a la cara, fue por una pelota y nos pusimos a bolear, por supuesto que estaba en mi elemento porque siempre fui bueno para el voleibol, así que hice gala de mis mejores remates "mostrando mi hombría". Ella no dejaba de seguirme con la vista.

Nos llamaron a comer, así que nos fuimos a la mesa así como salimos de la alberca, pero la abuela a punta de altisonantes nos mandó a secarnos y ponernos por lo menos una camiseta. Ahí la cosa se puso divertida porque echamos albures tratando de que ni la abuela, ni la hermana ni mucho menos la tía se dieran cuenta. Al final la abuela dijo, no crean hijos de su peor sueño que no les entiendo, cuando ustedes apenas van yo ya vengo de regreso escuincles caguengues. La tía simplemente se reía con nosotros, o debo decir conmigo.

Después de comer nos echamos en el pasto junto a la alberca, y nos pusimos a repasar los rollos del año que terminó. Muertos de la risa y presumiendo cada quien sus "logros" o lo que es lo mismo, las conquistas. Bueno no todos porque el Chivo si que tenía mala suerte con las chicas. La tía nos observaba sentada en una silla de jardín done "estaba leyendo". Más tarde la hermana se sumó al grupo, así que el tópico cambió y pasamos a recortar al personal de la escuela.

Nos duchamos y preparamos a prender una fogata, en esa casa había lugar específico para prender fogatas y en esa parte de Cuernavaca suele hacer frío por las noches. Sonó el teléfono, Alberto nos dijo que otros amigos que también tenían casa allá ya habían llegado y se sumarían a la fogata. Genial el asunto iba mejorando, no sólo porque tendríamos una buena fiesta, sino porque entre más gente habría, más posibilidades de buscar un momento para platicar con la tía.

El reventón de secundaria se hizo en grande, bueno éramos como 15 chicos y chicas, más la abuela claro y la tía. Lo pasamos muy bien, se notaba que ya no teníamos la carga de angustia que da el fin de año. Todo iba bien excepto que no encontraba el momento ni la forma para acercarme a la tía que no dejaba de seguirme con los ojos. El Chivo no dejaba de seguirme a todos lados, como Burrito de Shrek. Me entró una especie de angustia porque quería estar con la tía pero no había manera.

Por fin, fui a la cocina y el chivo se quedó sentado junto a la fogata. Entonces me di cuenta que la tía me siguió. -Eres como el líder del grupo ¿verdad?- se paró junto a mí, más bien se recargó en mí. No supe que decir, el corazón se volvió a acelerar, mis rodillas temblaban, la boca se me secó y no fui capaz de articular palabra. Tanto que había esperado ese momento y no supe que hacer.

-Déjame ayudarte porque veo que se te van a caer los refrescos ¿Por qué tiemblas?- Vaya pregunta, apenas si alcancé a decir -¿temblar yo? nah, tal vez sea porque ya bajó la temperatura, creo que me voy a poner unos pans- Dejé los refrescos y salí corriendo de ahí a mi cuarto.

-Pendejo- me dije -eres retegüey- me recriminé -tanto que lo buscaste y mira que hiciste-.

Cuando me di cuenta ella estaba en la puerta, con esa sonrisa tan especia y que me hacía perder el control -¿Todo bien? ¿te ayudo en algo?- Joder que si quería que me ayudara -N n no gracias yo puedo solo-. Quise salir de la habitación pero ella me cerró el paso -¿A donde vas con tanta prisa?- Oh oh, creo que estoy atrapado. Ella sonrió pero esta vez no me gustó porque sentí que era su burla, que se estaba divirtiendo conmigo y con mi mejor gesto de molestia le dije que me dejara pasar.

-Ah ¿te enojaste? ¿por qué?-
-No me enojé y quiero salir de aquí-
-Uy ¿te han dicho que te ves muy guapo cuando te enojas?-
Zas! me desarmó, pero no se lo iba a demostrar. -Pues no estoy enojado y quiero volver con mis amigos-

Se hizo a un lado, pero no mucho, sentí que me estaba retando a pasar por ahí pero si lo hacía tendría que pegarme a su cuerpo. Un chico a esa edad lo último que puede demostrar es eso, yo no era un cobarde así que me armé de valor y pasé. Uuuufffff nunca había sentido algo así y ella hizo todo lo posible para que ese paso fuese leeento. Pero al final salí corriendo de ahí, fui por los refrescos y volví a la fogata.

Continuará.....

4 comentarios:

Eva en la Luna dijo...

¿A los 13 años? ¿Pues de qué se trata, caray?
¡Y yo viendo los Pitufos y jugando a hacer casas de papel con mis hermanas!
¿Qué será mejor, vivir una laaarga larga infancia sin preocupaciones, o que le aceleren el pulso a uno por una arremetida desenfrenada? Tendré que pensarlo.

Saludos

Bond, Jeanne Bond dijo...

No puedo esperar a la tercera entrega de nuestra versión masculina y mexicana de Xaviera Hollander. Yo, a los 13 años, estaba muy ocupada en tratar de ser diferente... muy "wicca"

El Floyd dijo...

Evi, mi infancia es tan laaaarga que aún no la he dejado, o sea el que tiene el síndrome de peter pan jijiji.

Jeanne, no sé si sentirme alhagado u ofendido, lo que si es que cualquiera de las dos cosas serían en el nivel del MUY Jajajaja.

Ahora a esperar porque no sé cuando me vendrá la vena tecleadora. :P

Bond, Jeanne Bond dijo...

Mi querido Floyd: yo nunca, jamás, never, no, niet... me atrevería a insultarte. Ni siquiera porque no terminas la historia en 3 entregas... ¿qué no sabes que le cabe más a tu blog? Ash...!